“El arquitecto debe ser un profeta”. Así comienza una de las frases más célebre de Frank Lloyd Wright, uno de los más grandes arquitectos del siglo XX. Sin estar lejos de la realidad, describe en seis palabras la labor de un arquitecto.
Si hacemos referencia a la arquitectura de interiores, esta se refiere a la creación y construcción de espacios dentro de un entorno, considerando para ello, el área, los requerimientos estéticos, tecnológicos y sociales.
“… Un profeta en el verdadero sentido del término… Si no puede ver por lo menos diez años hacia adelante, no lo llamen arquitecto…”, agregó Lloyd Wright.
Pese a ello, muchos han comparado erróneamente la arquitectura de interiores con la decoración de interiores. El primero se encarga de medir, planear y construir un nuevo recinto; mientras que un diseñador se encarga de armonizar los espacios y dotarlos de identidad.
¿Cuál es el objetivo y la importancia de la arquitectura de interiores?
Un profesional de la arquitectura de interiores debe tomar en cuenta, como primer tópico, las necesidades del cliente para lograr, como objetivo principal, una relación entre éste y el entorno.
Para ello, debe dominar tanto la arquitectura y el diseño, coordinando el dibujo, la geometría, la construcción, las instalaciones y todos lo relacionado con factores que puedan afectar la habitabilidad de un espacio.
Además, debe tener conocimiento sobre la esteticidad, los requerimientos tecnológicos y sociales, y que maneje los conceptos del diseño de iluminación. Para realizar un buen proyecto de arquitectura de interiores, es necesario que este cumpla con tres parámetros: una información programática; una dirección conceptual; un diseño de interiores.
¿Con qué fin? Para guiar al resto del equipo en la elaboración del diseño de arquitectura que se planeó. Asimismo, servirá para que el cliente maneje una idea clara de lo que se desea realizar.
En resumidas cuentas, la arquitectura de interiores es un arte del cual depende la creación de nuevo e innovadores espacios, siempre pensando en la necesidad de una sociedad exigente y cambiante.